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"Que la tierra se vaya haciendo camino ante tus pasos.
Que el viento sople siempre a tus espaldas.
Que el sol brille cálido sobre tu rostro.
Que la lluvia caiga suavemente sobre tus campos.
Y ... hasta tanto que volvamos a encontrarnos,
Que Dios te guarde siempre en la palma de su Mano.”

Bendición irlandesa que Juan XXIII dio al pueblo de Bulgaria el día que dejó de ser Nuncio.